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Mostrando entradas de julio, 2016

Embarcaciones y carpinteros de ribera de La Graciosa.

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C orría noviembre de 2011 y en un viaje de vuelta desde Caleta del Sebo a Orzola, el patrón de la embarcación de pasaje Luis Romero Toledo me presentó a Juan Betancort Betancort, hijo del carpintero de ribera graciosero Juan Betancort Curbelo. En el tiempo que duró el trayecto, 30 minutos, entablamos una conversación acerca de los últimos carpinteros de ribera de la isla, el nombrado Juan y su hermano, Manuel, aquella conversación me animó a investigar un poco más en la historia de las embarcaciones y la carpintería de ribera en La Graciosa. En el siglo XX las primeras embarcaciones para la pesca en la isla eran pequeños barquillos, barcos pequeños para dedicarse al cordel o a la caña, principalmente, para coger viejas y otro pescado blanco. Muchas de aquellas embarcaciones eran construidas por los propios marineros,  las preferencias de los mismos influían en el diseño de los cascos. Por ejemplo, si se le daba a las cuadernas más “pie quebrado” (doble curvatura), navegaban más ra

Los supertanques escorados del Dique del Generalísimo.

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En la actualidad trabajan en el Puerto de La Luz y de Las Palmas varias empresas de trabajos submarinos dedicadas a tareas de rescate, reparaciones, labores de mantenimiento o de inspección. La profesionalidad de las mismas está más que contrastada en el sector marítimo mundial. Las empresas canarias de trabajos submarinos siempre se han caracterizado por estar a la vanguardia tecnológica en lo que respecta a los equipos y materiales empleados. En la entrada de hoy viajaremos 50 años atrás. A finales de los años 60 del siglo XX, sobre 1967, se creó, dentro del potente grupo Miller, la empresa Contratistas Submarinos Canarios, popularmente conocida como Consubsa, que pronto se erige como un referente dentro del trabajo submarino en el Puerto de La Luz, no sólo por la asistencia prestada en múltiples incidentes, vías de agua, hundimientos, etc. sino por la eclosión de un nuevo mercado para el Puerto de La Luz en los convulsos años 70, la limpieza y el pintado de la obra viva de supe

Ichiglane, una lancha costera canaria.

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A mediados de los años 90 del siglo XX se escribía la última página de una historia que duró siglos, una historia que no se volverá a repetir, un ejemplo de convivencia en armonía, casi siempre, entre culturas y pueblos obligados a entenderse y a obtener, y a compartir, los recursos de un fértil océano. Aunque existía un pacto no escrito de convivencia, un reparto de recursos, una línea invisible, entre los pescadores canarios y los moros en las costas del antiguo Sahara y de Mauritania era inevitable que se produjeran intercambios en los dos sentidos. La división tácita, la pesca en alta mar la hacían los canarios y en la orilla los habitantes de aquellas costas, no evito que la permeabilidad alcanzara muchas facetas de la vida de las personas que se dedicaban a aquellas duras faenas. Con el tiempo, los pescadores mauritanos no sólo adoptaron muchas técnicas pesqueras canarias sino que en el caso que nos ocupa eligieron las embarcaciones auxiliares canarias, las lanchas “costeras o c

Pepín y los "mochos".

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Antes de que entrara a la barbería de Pepín yo no sabía lo que era un “mocho”.  Agustín Jordán Romero, carpintero de ribera de Arrecife y un gran divulgador de las técnicas  y conocimientos propios de la profesión, me había comentado algo, pero fue en el local de Don José, “Pepín”, Tabares Dorta donde comprendí que era un “mocho” y de donde venía dicha denominación. En la barbería de la céntrica calle Inspector Luis Martín de Arrecife de Lanzarote “Pepín” lo mismo te hacía el corte de pelo, que trazaba un “mocho” en su mesa de trabajo, que aparejaba una de las maquetas que tenía a medio hacer, o que te comentaba anécdotas de sus conocimientos de navegación astronómica. Persona polifacética, sin lugar a dudas, Pepín no dejaba de sorprenderme. A la vista de una maqueta me explico con detalle, y con la pasión que le caracteriza en todo lo que hace, las cualidades del casco de un “mocho”. Maquetas en la Barbería de Pepín Tabares Dorta. En la esquina superior derecha se observa un