La toponimia pesquera canaria en la costa de África. Segunda parte.

Más al sur de la “Mar de Barlovento” se extendía la “Costa” hasta llegar a Villa Cisneros, actual Dakhla. El hito más significativo al norte de este tramo de costa es el Cabo Bojador, una denominación muy antigua que ya aparecía en la carta de Abraham Ortelio (Amberes, 1588). El término Bojador probablemente proceda del verbo bojar o bojear, que es navegar o rodear un contorno de una isla o cabo. Así pues, el Cabo Bojador sería aquel “a navegar alrededor, a rodear”.


Extracto de la Carta de Abraham Ortelio de 1588, en la que se muestra la costa de África cercana a las Islas Canarias. Libro El Sahara español: estudio geológico, geográfico y botánico. 1949.



Extracto de la Carta Plana de la Costa Occidental de África de 1755, mostrando los topónimos utilizados hasta la fecha. Fuente BNE.



Interesante comentario en la Carta Plana de la Costa Occidental de África de 1755 acerca de la pesca en la zona. Fuente BNE.

Existían al menos dos localizaciones al norte del Cabo Bojador susceptibles de confundir a los marinos, en alguna referencia se los denomina Falso Bojador del Norte y del Sur, en otras al del sur se le llama el “Falso Cabo Bojador según los pescadores”. No obstante, los pescadores canarios llamaban al del norte El Cabiño (o El Cabiñón como aparece en algunas fuentes) y al del sur Falso Cabo Bojador, a secas.


El Falso Cabo Bojador y el Cabo Bojador. Derrotero de la Costa Occidental de África. 1947.

Tanto el Cabiño como el Cabo Bojador tenían peligrosas restingas bajo la superficie, y como en las inmediaciones del Cabo Juby, eran parajes peligrosos en los que las corrientes y los vientos se intensificaban, dificultando la navegación.


No todos los topónimos fueron designados por los pescadores canarios. De acuerdo con el derrotero de Alexandre Magno de Castilho de 1866, dos navegantes portugueses, Gil Eannes y Affonso Goncalvez Baldaya, fueron los primeros en llegar al cabo Bojador, sobre 1435. Más al sur Gil Eannes bautizo como Angra dos Ruivos, la bahía en la que encontró multitud de ruivos cuando llegó (cabrillas). Seis millas al sur bautizaron un saliente de la costa como el de los Siete Cabos.




La costa al sur del Cabo Bojador. Libro El Sahara español: estudio geológico, geográfico y botánico. 1949.

La Carta de la Costa Occidental de África de 1896, confeccionada por el Depósito Hidrográfico, incluye para el Angra de Los Ruivos la siguiente nota: “En esta bahía abunda el bacalao, el besugo y la merluza”.

El Angra (bahía) de los Caballos recibió su nombre por ser el primer punto en el que los portugueses desembarcaron con caballos, ocurriendo en aquella época en el Río justo al sur de la bahía citada el primer rescate en el que se pagó oro por personas retenidas y de ahí su nombre actual, Río de Oro.


Costa del Angra de los Caballos. El Sahara español: estudio geológico, geográfico y botánico. 1949.

En la carta de Ortelio de 1588, citada anteriormente, se incluían las siguientes denominaciones, Tierra Alta; Sette Ponte (Siete Puntas); Golfo de Ruivos ; P. de Medon (quizás fuera del médano); Sette Monti (Siete Montes); C. del Mondo; el Golfo di Canali y el Cabo Olaredo.


Paraje situado justo al norte de Ancla Caballo. Colección Juan Garrido López-DRZ.

El conquistador Bartholomeu Días, perdió varios hombres asesinados por los moros en la bahía que hoy conocemos como el Angra de Cintra, bautizando la misma en memoria del Caballero Goncalo de Cintra.

Las correrías de ingleses y franceses por la costa también dejaron su huella. Al observar las cartas, de norte a sur en la costa que nos ocupa, tenemos el Morro Garnet, el Cabo Leven, la Punta Elbow, la isla Herne, la Punta Durnford, Punta Trevor, o la Punta Fisherman, topónimos evidentemente anglosajones.


Vista parcial del plano de Arthur Taquin de 1904 mostrando la toponimia canaria desde el Cabo Bojador al Rio de Oro. En el exterior de la costa aparecen los nombres encontrados en cartas y derroteros y en el interior los nombres asignados por los pescadores canarios.

No obstante lo dicho hasta ahora, quienes se conocían aquella inhóspita costa como la palma de la mano eran los pescadores canarios. El famoso Diccionario de Artes de Pesca de España y sus posesiones, en 1923, citaba: “…pero la tristeza de aquellas inhospitalarias tierras, la aridez del suelo, la falta de agua dulce y la hostilidad de las tribus que viven en aquellos lugares, dificultan la pesca allí de otras personas que no sean los canarios…”

Cerca del final de la época de la navegación a vela, en 1952, en Lanzarote, incluso se preparaban apuntes para los patrones de las embarcaciones que pescaban en la Costa. El documento, firmado en algunas páginas por Marcial Cabrera, incluía instrucciones rumbos y distancias a todos aquellos parajes conocidos y nombrados por los pescadores canarios. Por poner un ejemplo, el rumbo para ir de Arrecife a la restinga del Cabiño era, por ejemplo, atendiendo al documento, “sudoeste cuarta al sur, dos grados y medio al sur” y la distancia desde “Lantailla”, la “Entallada”, en el sureste de Fuerteventura, al Cabiño era de 106 millas. Los apuntes incluían además contenidos teóricos de navegación y enumeraban los pesqueros y los peligros de la costa.


Apuntes para los patrones de las embarcaciones canarias. Autor desconocido. Lanzarote. 1952. Cortesía de Luis Moreno.

Nuestros pescadores no sólo se sabían la costa “al dedillo”, sino que además también controlaban los fondeaderos, y los pesqueros (lugares de pesca), muy importantes a la hora de faenar.

El doctor Taquin, que a principios del siglo XX compartió con los costeros de Gran Canaria la dura vida marinera, recogió en su publicación el nombre con el que los pescadores canarios nombraban a los pesqueros donde desarrollaban su actividad, así diferenciaban entre el genérico “marisco”, que era un fondo rocoso con conchas y corales; el “pedazo”, que es un “marisco” cortado o enterrado por arena; el “puesto” o “bagón, - bajón - ”, que es un marisco de aproximadamente media milla de ancho; el “bagoncillo, - bajoncillo – “ que es un “puesto” pequeño; la “cantera” que es un marisco de 4 millas de ancho de media; y el “Gondo”, o “placel” que según Taquín era un islote bastante grande.

El nombre del marisco se podía relacionar con la distancia a la costa, “cantera” de tierra o de fuera, con un punto determinado en la orilla, por ejemplo, “la Cantera de Vía Candelaria” o podía tener un nombre específico, la “Barca”, o la “Pedrera”. De igual modo los mariscos se marcaban con enfilaciones a puntos específicos de la costa y también en función de su profundidad.

De acuerdo con la información recabada a bordo por el doctor belga en la Punta del Monito existían 8 puestos, en las inmediaciones de Monte Sano estaba la Cantera de Afuera, los mariscos que estaban cerca de Buen Jardín (*), se denominaban Pedro Domingo, la Ranilla, la Caleta, El Cuervo y el Comedero de Santa Agueda. En las inmediaciones del Camellito, estaban los mariscos de Pan y Amo Mossaremo (Taquín conocía mejor el italiano que el español); la Mille, - Milla -, Demonio; la Goleta; el Buyón, – Boyón -; San o Santa Agustin (a); Tres Montañas; El Embeleso; Oye Kero; y el propio Camellito.


Los pesqueros en los apuntes para los patrones de las embarcaciones canarias. Autor desconocido. Lanzarote. 1952. Cortesía de Luis Moreno.

Más al sur estaban, entre otras, la Cantera de Tierra de Roca Cabrón, la Coralera, en La Cistia el Bajo Grande y otras canteras, mientras que más al sur del Rio de Oro tenemos las Canteras de la Ceva (de la Seba); de Vía Candelaria; de los Reinez, del Golfo, de la Puntilla Negra, o del Morro.
    
En relación a los fondeaderos el Diccionario de Artes de Pesca de España y sus posesiones, en 1923, citaba textualmente, “La zona indicada está llena de puntos de pesca, algunos de los cuales sirven de refugio a los pescadores, por tener muy buen fondeadero para barcos pequeños; pero es lástima que toda esta costa, en la que hay tantos barcos pesqueros, carezcas de faros y balizas, y como es tan baja, se hace muy difícil navegar por allí sin exponerse a serios peligros”

El pescador canario conocía donde abrigarse en caso de mal tiempo, el principal refugio utilizado, donde podían encontrarse hasta 30 barcos fondeados, en 1923, de acuerdo con la referencia citada en el párrafo anterior, era el Río de Oro, Villa Cisneros. Antonio F. Martín Hormiga, refiere a la cala denominada “La Calera” (o Galera, si tenemos en cuenta otras fuentes), frente a Villa Cisneros, como lugar donde se reunían y sentaban sobre una botavara los pescadores de los distintos barcos, al zoco, para pasar el tiempo libre charlando.


Detalle de la Carta de la Costa Occidental de África de 1896, confeccionada por el Depósito Hidrográfico, donde se aprecia el Río de Oro y “La Calera” o “Galera”, lugar de reunión de los pescadores canarios.


Villa Cisneros. Libro El Sahara español: estudio geológico, geográfico y botánico. 1949.

El Río de Oro estaba lleno de peligros y bancos de arena, entre los años 1949 y 1954 el buque “Malaspina” realizó un levantamiento de la zona obteniendo detalles del Bajo Grande, del Bajo del Tablero, Bajo del Carenero, de la Galeota Atravesada, de la Galeota Grande o de la Inés, de la Galeota Blanca o del Bajo Aprieta Primo, entre otros.


Extracto de la carta náutica de 1955 del Instituto Hidrográfico de la Marina en la que se aprecian los bajos situados en el Río de Oro.


Plano del Río de Oro. Dirección de Hidrografía. Madrid. 1885.



Detalle de los cartuchos de la carta de la Costa Occidental de África realizada al igual que la anterior en 1885. Sorprende la distinta localización de La Galera y el detalle del Golfo. 

Otra zona de la costa preferida por los canarios era el Golfo, el Angra o Bahía de Cintra, en la que los pescadores no sólo encontraban abundante pescado, sino que además había un naciente de agua potable al pie de una gran duna al fondo de la bahía. Los patrones entraban por el sur, entre el bajo “Medio Golfo” y la “Puntilla Negra”, pero fondeaban en el extremo norte de la misma al quedarse abrigados de los vientos alisios. Por último Gorrei era un buen sitio para fondear incluso con viento del oeste según se explicaba en el Derrotero de 1947.


Detalle de la Carta de la Costa Occidental de África de 1896, confeccionada por el Depósito Hidrográfico, desde El Golfo a Gorrei, lugares de pesca y fondeo de los pescadores canarios.

Desde El Cabiño a Cabo Barbas se practicaba la “Pesca Chica”, al menos a mediados del siglo XX, llamada así por tener una duración de unos tres meses, las embarcaciones empezaban a pescar tras avistar las costas y normalmente descargaban en El Río de Villa Cisneros, para continuar pescando, según relataba Antonio F. Martín Hormiga, en su libro.

Estudio comparativo de la toponimia

A continuación, se realiza el estudio comparativo empezado en la primera serie de artículos referidos a la toponimia de la Costa de África. Recordamos algunos aspectos:

Fuentes consultadas:

Derrotero de la Costa Occidental de África. 1947. Instituto Hidrográfico. Ministerio de Marina. Contemporáneo de los tiempos tratados por el libro de Antonio Félix Martín Hormiga.

Dos publicaciones de naturalistas y científicos europeos que estudiaron la pesquería de la costa africana “in situ”:

El trabajo de Enrico Stassano de 1889, publicado en el fascículo 1 del número de enero-febrero de 1932 del Boletín de Pesca, Acuicultura e Hidrobiología del Ministerio de Agricultura y de la Foresta italiano, con el nombre de “La Pesca en las playas atlánticas del Sahara”

 El extenso documento realizado por el doctor Arthur Taquín denominado “Las Islas Canarias y los Parajes de Pesca Canarios”, publicado en varios números del boletín de la Real Sociedad Belga de Geografía, en 1902.

Carta de la Costa Occidental de África de 1896, confeccionada por el Depósito Hidrográfico. La carta incorpora muchos topónimos que probablemente fueron asignados por los pescadores canarios y que no se reflejaron en cartas o publicaciones anteriores.

Derrotero de la Costa Occidental de África, realizado por Alexandre Magno de Castilho, editado en Lisboa, Portugal, en 1866.

Carta Esférica de una parte de la Costa Occidental de África de 1841, confeccionada por Don Joaquín de Frías.

Se muestra el listado de los términos toponímicos que aparecen en las distintas referencias citadas  y su correspondencia entre ellos, ordenados de norte a sur. En amarillo están reflejados los nombres que sólo se encuentran en la publicación de Antonio F. Hormiga, o en los estudios realizados “in situ” por los científicos Stassano y Taquín (ambos científicos coinciden en que los pescadores canarios bautizaron los distintos puntos de la costa de África). En rosa están aquellos topónimos que o bien nombran localidades bien conocidas del siglo XX o bien sólo aparecen en los documentos “oficiales”, como pueden ser el derrotero de 1947, o las diferentes cartas náuticas, o su origen se remonta en el tiempo, pudiendo no tratarse de puntos bautizados por los pescadores canarios. En verde se pueden apreciar aquellos topónimos que aparecen tanto en los datos recabados por los científicos y por Antonio F. Hormiga, como en el derrotero de 1947 y la carta náutica de 1896.

Hay que destacar que no en todos los casos el orden de norte a sur de los topónimos que aparecen en el libro de Antonio F. Hormiga es el mismo que el mostrado en las cartas de Taquin o en las anteriores, no obstante, la discrepancia se suele limitar a una inversión en el orden de lugares adyacentes. En todos los casos se ha mantenido el orden de la primera referencia citada a falta de más datos para corroborar o no la certeza de las posiciones, al menos en esta fase inicial del estudio.

Aún cuando se han consultado múltiples fuentes algunos topónimos pueden haber sufrido deformaciones, modificaciones, o no haberse incluido, por ejemplo en la imagen de los pesqueros de los apuntes de 1952 aparece un Morro San Pedro no localizado en las otras fuentes mientras que en el libro Diccionario de Artes de Pesca de España y sus posesiones, de 1923, tenemos otros topónimos como El Garzón, la Media Vuelta, el Juantón, el Estanque, la Nuca, que no encuentran correspondencia con los estudiados.



De la Restinga a Playa Grande.



De la Punta de Juan Torno a Las Almenas



De la Punta Elbow a la Puntilla de las Reimas



De la Angra de Cintra a Casa Blanca

Daniel Rodríguez Zaragoza. 11 de julio de 2018

Notas:

(*) En Buen Jardín, pequeño valle con algo de vegetación, vivían tribus de moros al parecer hostiles con los Canarios.


A Luis Moreno por su desinteresada colaboración.

Bibliografía:

Diccionario de Artes de Pesca de España y sus posesiones. Benigno Rodríguez Santamaría.  Madrid. Sucesores de Rivadeneyra (S.A.) Artes Gráficas. 1923. Facsímil. Xunta de Galicia. ISBN 84-453-2901-4. Gráficas Varona.

El Sahara español: estudio geológico, geográfico y botánico. Eduardo Hernández-Pacheco y Esteban; Instituto de Estudios Africanos.; et al. Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Estudios Africanos. 1949.

El Rabo del Ciclón. Antonio Felix Martín Hormiga. Cofradía de Pescadores “San Ginés”. 1982. ISBN. 84-604-4354-X.

Les Iles Canaries et Parages de Peche Canariens. Docteur Arthur Taquin. Bulletin Societe Royale Belge de Geographie. 1902. Colección DRZ.

Biblioteca Digital Hispánica.
http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigitalHispanica/Inicio/index.html

La Pesca sulle Spiagge Atlantiche del Sahara. Dott. Enrico Stassano. 1889. Bollettino di Pesca, di Piscicoltura e di Idrobiologia. Ministero dell’Agricoltura e Delle Foreste. Gennaio-Febbraio 1932.

Biblioteca Digital Francesa, Gallica. http://gallica.bnf.fr/accueil/

Derrotero de la Costa Occidental de África. 1947. Instituto Hidrográfico. Ministerio de Marina.

Pagina Web del Instituto Geográfico Nacional. http://www.ign.es/web/ign/portal.










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