Los botes en la posguerra. 1941 - 1949.



Foto del cañonero Xauen del cual era Comandante don Ignacio Martel Viniegra.

En enero de 1941 se inician gestiones para retomar las competiciones, gracias a Don Ignacio Martel Viniegra, Marqués de San Fernando del Mar, Teniente de Navío, Comandante del buque “Xauen” y persona muy aficionada a los deportes náuticos y a Juan Cardoso Ortega, aficionado que inició los preceptivos trámites con las autoridades correspondientes. Don Ignacio Martel (a la postre presidente de la Ahemón) convocó, a través de la prensa, a los representantes de los clubes a varias reuniones a celebrar en el “Xauen”. El 26 de enero de 1941 se celebraría una regata entre el “Minerva”, patroneado por Antonio Montenegro, y el “Marino”, que llevaba a la caña a Domingo Oramas, con victoria del primero. El 2 de febrero se realizaría la “pega” de revancha, que también ganaría el “Minerva”. El coste de estas primeras regatas fue de 500 pesetas cada una y a través del periódico “La Provincia” se solicitaban donativos para poder realizarlas, paralelamente Don Ignacio Martel convocaba de nuevo a patrones, dueños y representantes de los botes con el fin de organizar nuevas competiciones, entre ellas un gran Concurso. El 16 de febrero el “Minerva” ganaba nuevamente, esta vez al “Porteño”. El periódico “La Provincia” del día siguiente incluía la siguiente nota: “Con el fin de dar a las regatas de botes de vela latina, una mayor rigidez para bien de este deporte, se ha establecido que toda regata que no empiece a las once en punto de la mañana, será suspendida. En la carrera de ayer –“Porteño” –“Minerva”- fueron sancionados dos propietarios de uno de los mismos a ocho días de descalificación, a contar de hoy, por incumplimiento de órdenes.”.

El 23 de febrero de 1941, el “Marino” vence al “Porteño”, en el rotativo “La Provincia” del 24 de febrero aparece un artículo que extractamos aquí: “…el laureado General García Escámez, nuestro General, honró ayer el deporte -tan canario- de la vela latina presenciando desde el remolcador “Santa Cruz” las regatas celebradas entre el “Marino” y el “Porteño”. Y es que nuestro General es marino, si no por profesión, por sentimientos, y todo lo que se relaciona con la mar encuentra en él la más cariñosa acogida. Así ayer, cuando en la marquesina del muelle de Santa Catalina estrechaba la mano de los modestos marineros que habían tripulado los botes contendientes, y éstos, emocionados por tanto honor miraban a nuestro General, su figura simpática y campechana, de verdadero lobo de mar, parecía decirles: “Yo soy de los vuestros.” Si la vela latina había de resurgir por contar con el aliento de la suprema autoridad naval de este Archipiélago; el Excmo. Sr. Contralmirante don Alfonso Arriaga, ahora lo hará con más fuerza aún,…”. Así pues, el apoyo del régimen militar (ensalzado al estilo de la época en la prensa) supuso el espaldarazo definitivo a un corto, pero intenso, nuevo periodo de competiciones que sobrevivió unas cuantas temporadas a su principal enemigo, la pobreza y las penurias económicas de la época.

Un nuevo ejemplo de la disciplina férrea, cuasi militar, con la que se pretendían organizar las regatas, se muestra en el rotativo “La Provincia” de fecha 14 de marzo: “…La carrera proyectada para el domingo -“Porteño”-“Marino”- no se celebrará por haber sido descalificado por una semana el patrón de este último, que desobedeció el pasado domingo órdenes superiores…”. Curiosamente no se especificaba de qué órdenes superiores se trataba.

En marzo se anuncia la vuelta del “Poeta Tomás Morales”, posteriormente, el domingo 16 de marzo se celebró la regata entre el “Tamarán” y el “Icaro”, ex “Studebaker” (Studebaker era el nombre de una casa fabricante de coches americana). El primero se tuvo que retirar por navegar con una vela demasiado grande en relación al viento que había. El “Porteño” ganaba a un “Marino” averiado el día de San José, el 23 de marzo reaparece el “Domingo Guerra del Río” ganando al “Marino” por segundos, el domingo siguiente vence el “Minerva” a un “Porteño” que el día anterior se había caído durante las maniobras de izado con una grúa con rotura de varias cuadernas y el 1 de abril el “Marino” da cuenta del “Guerra”. Se prodigan los desafíos previos al ya esperado Concurso de San Pedro Mártir. Así, el 6 de abril el “Minerva” humilla al “Tamarán” con una ventaja de unos 20 minutos y la siguiente semana es hecho relevante que la salida de la segunda regata entre el “Marino” y la “Barrica” la diera el maestro carpintero de ribera Don Tomás Reyes. Finalmente, la victoria sería nuevamente para el “Marino”. El domingo día 20 se programó una regata entre el “Minerva” y el “Tamarán”, aunque se desconoce si se llegó a realizar.

Para el 29 de abril, a las 3 de la tarde, se programó el Concurso de San Pedro Mártir, a realizar entre el Túnel y las Alcaravaneras con cuatro balizas intermedias, en Aguadulce, en el Castillo, en el parque de San Telmo y en el Lugo, con premios de 250, 150 y 100 pesetas para la serie A y 50 pesetas para el primero de la serie B. Ganó el concurso el “Marino” invirtiendo en el recorrido 1h 37’ 36’’, en segundo lugar entró el “Minerva” con un tiempo de 1h 40’ 08’’, a sólo 4 segundos de éste lo haría el “Porteño” e invirtiendo 1h 41’ 18’’ quedaría el “Poeta Tomás Morales”, siguiendo el “Colón”, “Tamarán”, y “Juan Rejón”. El “Icaro” llegaría con gran retraso y no le dieron la llegada, partiría el palo antes de salir el “Domingo Guerra del Río” y camino de la Marfea, por La Puntilla, se hundiría el “Nob”, al respecto de este último incidente, el rotativo “La Provincia” de 30 de abril de 1941 comentaba, no sin razón: “…Por cierto, que el naufragio citado pondera los peligros y emociones que rodean al deporte de vela latina, de que otras veces hemos hablado: Una racha de viento coge a la nave en mala posición y, dado su descomunal velamen, la hunde en un segundo...”. El “Poeta” protestó contra el “Minerva” porque, según su representante, la “Escoba” tomo no tomó, de manera reglamentaria, la llegada.


Vista parcial del calendario del campeonato de 1941.

El domingo 18 de mayo dio comienzo el Campeonato de 1941, aquel domingo el “Minerva” ganaría al “Porteño” cómodamente. El jueves 22 de mayo se programó un Concurso, patrocinado por “Ron El Indiano”, el periódico “Falange” del mismo 22 de mayo citaba, con un cierto tono marcial: “…La salida de los botes dará comienzo a las 2,30 en punto de la tarde, por el siguiente orden: “Porteño”, “Nob”, “Santa Catalina”, “Juan Rejón”, “Marino”, “Guerra del Río”, “Colón”, “Tomás Morales”, “Minerva” y “Tamarán”. En total diez embarcaciones, que deberán encontrarse en el punto de partida a las 2, a cuya exacta hora, previa la orden del juez de la competición señor Curbelo, el remolcador de acompañamiento dará una pitada que es indicadora para que los botes acudan a su amarre en la falúa del Jurado cuya operación estará ultimada a las 2,15 para que estén en situación de espera a otra segunda pitada que será el anuncio de estar dispuesto para la salida. El no cumplimiento de estas disposiciones de la “Ahemón”, traerá consigo la exclusión del concurso a los contraventores…”. Incluso con las instrucciones dadas, el Concurso fue accidentado, el “Tamarán” no se presentó por estar su patrón ausente, el palo del “Santa Catalina” se partió al ir a tomar la salida, el “Juan Rejón” se “fue al fondo” debido a la gran vela que llevaba y el “Guerra del Río” perdió su orza. Al Túnel se desplazaron 80 autos y 50 bicicletas. Según narra el periódico “La Provincia” del día siguiente, en relación al procedimiento de la salida: “…Para que el cronometraje se obtenga aproximadamente exacto, el pase de las embarcaciones debe hacerse entre dos puntos bien anclados; con un remolcador que no lo esté, aunque parezca sostenerse sobre su máquina, es imposible aquel. Resultarán perjudicadas unas, con el natural beneficio para las otras….”, siguiendo posteriormente con, “…Si esto no fuera suficiente para calificar de antirreglamentaria la salida y nula la regata, citaremos el desanclaje de la baliza del Parque, perjudicando tanto a los botes de cabeza -que con altura calculada para pasarla ceñidamente tuvieron que ir en su caza en semi-popa, desandando el camino recorrido-, como benefició a los más rezagados, que vieron como dicha meta de paso iba a su encuentro. El Reglamento Internacional de Regatas, al que el de la "Ahemon" (tenemos entendido) debe sujetarse en lo no previsto, es terminante al disponer la anulación de la prueba….”. 


La tripulación del “Juan Rejón” ¡en el agua!, tras haberse hundido el bote. Jable. Hemeroteca digital de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

El 6 de junio se pública el fallo acerca del Concurso el cual se anula debido a haberse ido al garete la baliza colocada a sotavento del martillo del Muelle de Las Palmas. Destaca del citado fallo el siguiente párrafo que muestra la mala fama que la vela latina tenía en ciertos ámbitos (“La Provincia”, 6 de junio de 1941):  “…No han dejado de llegar a oídos de esta Directiva, voces de gentes que consideran la vela latina como una fuente de ingresos como producto de las apuestas y para las cuales la palabra deporte no tiene la menor importancia; ellos han apostado y hubieran hecho un buen negocio si la regata hubiera sido válida y para sus mentalidades judaicas no hay otra cosa que eso, el dinero, un dinero del que no han dado, ni la más mínima parte para las muchas necesidades que tiene la Sociedad “Ahemón" cuya existencia económica es verdaderamente milagrosa. Pues bien, la decisión tomada es firme, pues la misión fundamental de esta Sociedad es velar por la pureza del deporte, impidiendo a todo trance que vuelva a caer en donde cayó, en el más vil de los mercantilismos…”. Al día siguiente, el mismo rotativo, hacía un llamamiento para el soporte económico a la Sociedad de regatas, de este modo: “…¿Cómo es posible que un deporte que cuenta con tan gran número de admiradores y simpatizantes, pueda desaparecer, quizá en un futuro no muy lejano, solamente por la falta del apoyo económico tan necesario para su costoso sostenimiento?...” “…Bastaría con proporcionar a la Sociedad Ahemón, los medios para su sostenimiento, inscribiéndose como socio de la misma- y así podrá ésta instituir premios y sufragar los gastos que ocasionan la celebración de regatas…” “…Las cuotas podrían ser hasta de una peseta, cada uno con arreglo a sus disponibilidades y sería muy lamentable que personas que domingo tras domingo se llegan al Túnel y se juegan cientos de pesetas sin que el crear esta oportunidad les cueste un céntimo, no acudan a este llamamiento y dejen morir este deporte que tantos sacrificios y trabajo cuesta el sostener…”

Mientras tanto, entre tanta polémica, el Campeonato sigue su curso y el domingo, 8 de junio de 1941 se celebra una regata en el “NOB” y el “Tamarán”, realizada con viento terreño de fuerte intensidad, primera regata como patrón de un joven llamado Juan Ceballos Suárez, a la caña del “Tamarán”. La regata tuvo múltiples incidentes, como refleja el rotativo “La Provincia” el día siguiente: “…las rachas son continuas y en una de ellas el “Tamaran” coge una “buchada” que le pone en inminente peligro de trasladarse “al patio de los cangrejos”, pues se ha quedado completamente anegado y sus tripulantes, con una temeridad que desde luego admiramos, pero que consideramos suicida, todavía con el bote lleno de agua meten la vela nuevamente dentro…”. El “Tamarán” no podía con la vela y el “NOB” tenía gran ventaja, pero la fue perdiendo poco a poco: “…no nos explicamos la poca bolina que está haciendo el “Nob” en constraste con la que hacía en la salida; ya luego, en tierra, nos dicen sus tripulantes que era debido a que la carlinga, como es de corredera, al tirar por el palo cedía de abajo y al correr el palo de arriba hacia atrás se caía la vela y le formaba un globo, por lo que trabajaba mucho la mura y la eriza que, aunque era completamente nueva, cedió al fin ayudada por el roce de las cañas que eran de alambre y se rompe a unos cien metros de la meta,…”.

El 6 de julio vence el “Domingo Guerra del Río” al “Minerva”, ajustando el Campeonato, el 20 de julio el “Santa Catalina” gana al “NOB” después de hundirse éste. El rotativo “La Provincia” del día siguiente refería al gesto solidario de los tripulantes del “caballito”: “…El “Nob” se adelanta por sotavento y aquí sobreviene su hundimiento, pues cuando pasaba frente a Cardoso le vemos meterse de banda y desaparecer de la superficie. El “Catalina” se apresura en recoger a los náufragos y después que se trasladan al remolcador sigue su camino; y aunque con bastante dificultad logra llegar a la meta y ganar la regata…”. También se refería el citado ejemplar a ciertos comportamientos irregulares de algunos patrones: “…Ahora vamos a hacernos partícipes de las unánimes protestas de los aficionados con motivo de la tardanza de los botes en llegar al Túnel y al caso omiso que hacen a las repetidas llamadas del árbitro para que se dispongan a tomar la salida. ¿Pero es que no hay forma de que lleguen los botes al Túnel con la suficiente antelación como para hacer sus pruebas y tomar la salida a la hora fijada? Igualmente es desesperante la actitud de algunos patrones, principalmente V. Quevedo, quien regata tras regata con sus marrullerías y desobediencias en ponerse en situación de pega retrasa enormemente la salida; se impone para estos casos una descalificación fulminante, que sirva de ejemplaridad y aunque sería lamentable que esto ocurriese, es lo más indicado y merecido…”.

La prensa del 4 de agosto narra prácticas habituales en este tipo de regatas, el marcaje bote a bote y el empleo de los rizos en las velas, (“La Provincia” de fecha 4 de agosto de 1941): “…el “Marino” se aleja poco a poco, aunque parece que el “Tamarán” sostiene el barlovento; pero en la vuelta a tierra, este bote, debido a la pésima bolina que hace, le da oportunidad al “Marino”, de aumentar la ventaja sensiblemente, sin que la largada de rizo del bote blanco - ambos salieron rizados del Túnel -  y sus numerosos repiquetes - algunos a destiempo, a nuestro entender - les diese el resultado apetecido; el “Marino” se limitaba a imitarle, seguramente ante el temor de posibles jugarretas desagradables del viento…”.

Unos 15 días después, en la regata más concurrida del año, celebrada el 15 de agosto, el “Minerva” vence al “Poeta Tomás Morales” por escasos 19 segundos. Paralelamente el “Porteño” retaba al “Marino” a través de la prensa y perdía el desafío. En la revancha se averiaba el “Marino” y por dicho motivo se programó, ya en septiembre, una tercera regata que no se llegaría a celebrar por falta de viento. Los periódicos de aquel año ya referían a los problemas para la finalización de las competiciones en meses en los que escaseaba el alisio, de este modo “La Provincia” de 27 de septiembre de 1941 citaba: “…Ante la inseguridad de los vientos en esta época, es de esperar que se llegue a un acuerdo entre la Sociedad Ahemón y los botes regateantes para en el caso de que el viento obligue a una nueva suspensión, puedan efectuarse estas regatas en un día laborable de la próxima semana, en cuanto el viento lo permita, pues de esperar a ocupar solamente los días festivos, se corre el riesgo de que se prolongue demasiado el término del campeonato, dado lo avanzada que está la temporada y las características de los vientos por estos días, que no permiten señalar fecha fija para la celebración de una regata, pues lo más probable sería que tendría que suspenderse…”

La clasificación final de la fase regular del campeonato sería la siguiente: “Minerva” y “Marino” terminarían empatados con 19 puntos, es decir, con sólo una sola regata perdida, el “Porteño” sería el tercero con 17 puntos, el “Morales” y el “Catalina” le seguirían con 13 puntos, el “NOB” con 11 puntos y cerraban la lista el “Guerra” y el “Tamarán” con sólo 9 puntos cada uno.

La regata de desempate se celebraría el 5 de octubre de 1941 y con viento flojo el “Minerva” obtendría una victoria clara sobre el “Marino” con una ventaja de 3 minutos y 24 segundos. La temporada de aquel año acabó con una regata entre los tres primeros clasificados del campeonato regular, concurso que se celebraría el 26 de octubre y que acabaría con un nuevo triunfo del “Minerva” tras invertir un tiempo de 1 hora 29 minutos y 4 segundos, quedando segundo el “Porteño”, a 1 minuto y 38 segundos del primero y tercero el “Marino” a 4 minutos y 23 segundos del vencedor.

La temporada de 1942 empieza el día 12 de abril con un desafío entre el “Tomás Morales” y el “Marino”, con victoria del primero, con el experimentado Domingo Oramas a la caña. Para el 29 de abril se programa el ya clásico Concurso de conmemoración de la incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla, competición en la que participarían siete botes, el periódico “La Provincia” de aquel día incluía una referencia al procedimiento de salida: “…Asimismo se hace recordar a los patrones de los botes que el Reglamento prohíbe abordar las balizas. Todo bote que incurra en esta falta será descalificado. Se advierte a los patrones que a la primera pitada del remolcador cesarán todas las pruebas; a la segunda, amarre, según el orden de salida, a la cuerda que pende a la popa del remolcador, y a la tercera, la salida, pasando por la proa de la falúa para su cronometración. Se ruega a los patrones que para dar mayor realce a la prueba, que salgan lo más junto posible a su número anterior…”. El Concurso fue organizado por la Sociedad de regatas “Ahemón”, con Don Ignacio Martel a la cabeza y fue ganado por el “Minerva” que invirtió 1h 29’ 13’’, seguido a 1 minuto y 4 segundos por el “Poeta Tomás Morales”, 5 minutos y 9 segundos más invertiría el “Porteño”, a 8 segundos de este último quedaría el “Almirante Cervera”, y 13 segundos por detrás el “Marino”. Cerrarían la clasificación el “Santa Catalina”, a 6 minutos y 12 segundos del primero y el “Gran Canaria” que invertiría un minuto más que éste. 

12 de abril de 1942. Pega entre el “Morales” y el “Marino” que ganó el primero con Domingo Oramas a la caña. Foto de la colección de Manuel Suárez Moreno.

El tres de mayo se celebraría otro Concurso, con la participación de cinco embarcaciones, “Porteño”, “Poeta Tomás Morales”, “Minerva”, “Marino” y “Almirante Cervera”, quedando clasificadas en el orden que se ha citado. El siguiente domingo se celebraría un desafío entre el “Porteño” y “Santa Catalina” con victoria para el primero. El 17 de mayo el “Santa Catalina” ganaría al “NOB”.
El campeonato de 1942 empezaría el 31 de mayo con dos regatas, la clásica “Porteño” – “Minerva” y “Poeta Tomás Morales” – “Atlético”, ex – “NOB” (a lo largo de la temporada cambiaría de nuevo de nombre de “Atlético” a “Tamarán”). El “Porteño” ganó al “Minerva” y el “Poeta” al “Atlético” al haber partido el palo este último por “rajadura en la grojera”. Se sucederían los cruces entre los botes participantes con algunas incidencias, así, en regata entre el “Marino” y el “Santa Catalina” se produjo el encallamiento del primero, como narraba el periodista en el ejemplar de la “La Provincia” de 30 de junio de 1942: “…Estos llegan al Mirador y la cosa se pone algo seria. Hay unos repiquetes y llegan al Castillo de San Cristóbal en donde el bote que llevaba Vicente Quevedo encalló, pues de tanto que quiso aprovechar la orza de este tocó con los mariscos, quedando el bote a merced del oleaje. En un alarde de valentía sus tripulantes se lanzaron al agua; y después de inusitados esfuerzos lo sacaron continuando la regata…”. El bote “Santa Catalina” resolvió el campeonato el 2 de agosto de 1942 en su última regata, al ganar a su inmediato seguidor, el “Poeta Tomás Morales” por una ventaja de 2 minutos y 55 segundos. Sólo había perdido el “Catalina” una regata con el “Porteño”. No obstante, el campeonato se prolongaría un tiempo más para terminar emparejamientos atrasados y una protesta presentada en la regata entre el “Porteño” y el “Gran Canaria”. Durante la fase final del Campeonato se alternaron las “pegas” del campeonato regular con las concertadas, destacando tres que celebraron el “Santa Catalina” y el “Tamarán”, con un premio de 500 pesetas para cada “pega”, celebrándose la última de ellas el 6 de septiembre, con Gabriel Bruno a la caña del “Tamarán” y con Antonio Ortega como patrón del bote azul. La victoria de las tres regatas sería para el “Santa Catalina”. En la última de las “pechadas” hubo un abordaje que originó una protesta del “Tamarán”.

Vista parcial del calendario del campeonato de 1942. Primera y segunda jornadas.

El periódico “La Provincia” del sábado, 29 de agosto de 1942, en referencia a una Junta de la Sociedad “Ahemón”, celebrada aquella semana, anuncia lo siguiente: …Entre otras varias cosas se trató en la misma sobre una importante remoción en la Junta Directiva a causa de haber dimitido la presidencia don Ignacio Martel sobre el que pesan un sinfín de ocupaciones para seguir activamente al frente de ella. Por deseo expreso de todos los reunidos se acordó  su nombramiento como Presidente de Honor, atención que agradeció el señor Martel vivamente, con frases de que "a pesar de todo cuanto momentáneamente le retiene, estará en la brecha dispuesto a seguir laborando por la misma con el mayor entusiasmo".  Se nombró Presidente efectivo a don Francisco Muñoz-Delgado y Doggio, oficial de nuestra Marina de Guerra…” “…El cargo de Capitán Náutico fue conferido al Comandante dé Artillería de la Armada don Félix Bordes, de extremada competencia en estos menesteres y mayor prestigio por su personalidad. Para el de 2° Capitán Náutico fue nombrado don Juan Palmer, que venía desempeñando el de primero con indudable acierto…”. En aquella reunión se decidió sancionar a los patrones de los botes “Marino” y “Poeta Tomás Morales” al haber pasado el domingo anterior por la proa a los botes “Gran Canaria” y “Santa Catalina” que navegaban en regata “casada”.
El 30 de agosto se verificó una regata a tres en la que el nuevo Capitán Náutico ensayó un novedoso tipo de salida, aunque desconocemos cómo se realizaba. Aquella competición la ganó el “Marino”, aventajando al “Minerva” y al “Gran Canaria”. El domingo siguiente, después de resolverse la reclamación sobre la regata “Gran Canaria” – “Porteño” a favor del primero, se celebraría la pega de desempate por el segundo y tercer puesto del campeonato entre este último bote y el “Poeta Tomás Morales”. El “Poeta”, llevado en esta ocasión por Juan “Picarraña” quedaría subcampeón después de vencer sin mayores problemas al “Porteño” de Antonio Curbelo.
La víspera de la festividad de la Virgen del Pino, se celebró un Concurso entre los botes “Santa Catalina”, “Poeta Tomás Morales” y “Porteño”, con el fin de disputar una Copa donada por “Hernández Suárez Hermanos, S.A.”. La regata fue accidentada, con abordaje entre el “Santa Catalina”, y el “Poeta Tomás Morales” siendo descalificado el primero. La Copa la ganaría el “Porteño”. El mismo día se celebraría regata casada entre el “Marino” y el “Minerva” con nuevo abordaje y más protestas. Después de unos días para que se repararan los botes tras tantos abordajes, se corrieron tres regatas casadas entre el “Minerva” y “Santa Catalina”, con tres victorias para el bote azul, llevándose 1000 pesetas en cada “pega”, sin duda fue un año provechoso para el bote que tenía su base en la casa Miller.


Tripulación del bote “Santa Catalina”. Cortesía de Moisés Morán Vega. https://www.facebook.com/FotosAntiguasDeVelaLatinaCanaria.
 La temporada de 1943 comenzaba con un deseo, reflejado en las páginas del ejemplar de “La Provincia” de 17 de febrero de 1943: “…En el recuerdo de todos los aficionados están presentes los desagradables incidentes ocurridos finalizando la temporada pasada entre embarcaciones que por sus condiciones marineras y por la reconocida eficacia de sus timoneles, no tenían necesidad de recurrir a esos extremos, tan desagradables y que tan mal califican los miles de aficionados que asisten a presenciar las regatas. También recordamos cómo dichas “argucias” recibieron sus adecuadas sanciones, con el marchamo y satisfacción de toda la opinión. ¿No pudieran evitarse en la temporada que va a empezar la reproducción de esos incidentes?...”. Para el día ocho de abril se convoca a los representantes de los botes en la Sociedad “Ahemón” para preparar el comienzo de la temporada, y se programa la celebración, el día 25 de abril, del primer Concurso. Obtiene la victoria el bote “Santa Catalina”, invirtiendo en el recorrido 1 hora, 40 minutos y 19 segundos, por delante del “Porteño”, a 44 segundos y del “Tomás Morales” a 1 minuto y 2 segundos, también participarían en dicho evento el “Minerva” y el “Marino. La copa fue donada por el Capitán General de Canarias y se repartieron 300, 200 y 100 pesetas de premio a los tres primeros además de un objeto de arte donado por el Contralmirante Jefe de la Comandancia General de la Base Naval de Canarias para el segundo clasificado y un cuchillo canario donado por el Gobernador Civil, presidente de la Junta Provincial de Turismo, para el tercero.
En los meses siguientes se prodigan los desafíos; “Marino” contra “Tomás Morales”, “Santa Catalina” contra “Porteño”, “Tomás Morales” contra “Santa Catalina”. De la celebrada el 16 de mayo de 1943 Pancho Farías comentaba, a su manera, en el periódico “La Provincia” del día siguiente: “Ayer estábamos calentando puesto de  la “guagua” de Parrilla, mi compadre Juan del Puerto y yo. Poco a poco se fue llenando con el déjame entrar “aquí no vamos a vivir”, "Jágase un poquito p’alante, hermano"... y requintados hasta los topes salimos del Puerto en dirección al Túnel. Al pasar por las calles de la ciudad, la chiquillería nos gritaba: “¿Cabe uno? “... iGraciosos que son los niños! Llegamos al Túnel "como las brevas de Tirajana", me dice mi compadre Juan, "cucándome" con el codo. -Compadre, hoy va a haber mojo con morena; aquí el que más puede lleva el gato al agua- . La gente a nuestro alrededor se muestra retozona, reflejando el augurio de la formidable “pega” que va a presenciar. Los botes se ponen a punto para que el árbitro, Luis Guadalupe, Ies dé la salida. Por cierto; muy bien, Luis, muy bien; así es como se da una salida. El “Santa Catalina” a barlovento y el "Porteño" a sotavento. Este de salida se le marcha y logra quitarle el barlovento a Piteras, más éste “jeringao”  le tumba para tierra a la que llega primero que Curbelo; A pesar de esto el bote verde le pasa por la proa, rindiendo los dos en “Cardoso”. Una vez en la vuelta hacia el mar, Piteras le "pega" un repiquete y cuando todos creíamos que Curbelo no le hacía caso, le tumba también. Yo miro para mi compadre y veo que da un cachorrazo en el suelo y dice: "ya lo engañó, y encima le dejan la vela caída". Es claro, que lo engañó, Se debió haber dejado ir hasta que tuviera vuelta para montar la puntilla. Y luego tumbar. Y así siguieron dándose repiquetes hasta frente a los Jesuítas. Los marineros desde tierra, dábanse también sus repiquetes. Los botes después de una tumbada se fueron al pontón, al qué llegó el “Santa Catalina” 33 segundos antes que el “Porteño”. La emoción se reflejaba en los rostros y la gente estaba que se chupaba los dedos de gusto. Los del “Porteño” decían que su bote venía con la vela caída y “trancado” en las tumbadas y los del “Santa Catalina”, que vencieron porque la tripulación del bote azul tenía más picardía. -¿Y usted qué me dice, compadre?- ¿Qué que le digo? Que hacía mucho tiempo que no veía una "pega" tan bonita. Desde luego le digo que los del “Porteño” la perdieron por no hacerle caso al Picarraña, que les dijo que llevaran la vela “levantaíta”, que tiempo tenían de descargarla. Y comentando esta pega llegamos al “refugio” y nos dirigimos al bochinche de Faustino que hervía de gente aficionada a los botes…”

Portada del calendario del campeonato de 1943.

 El 13 de junio daba comienzo el campeonato con la regata “Porteño” – “Marino”, “pega” que ganaría el “Marino”. Prosiguieron las regatas en su calendario regular durante los meses de junio, julio y agosto, estando el momento álgido del campeonato en la regata “Santa Catalina” – “Minerva”, regata en la que se produjo el incidente que se relataba en el diario “La Provincia” de fecha 19 de agosto de 1943: “…Piteras, viendo a su bote perjudicado, inicia su vuelta a tierra frente al Cementerio, haciéndolo a su vez el “Minerva” a los pocos segundos. Rinden esta vuelta frente a los Jesuítas, y cuando el “Santa Catalina” se encontraba en maniobra se produce la colisión de los botes. No cabe la menor duda que la razón pudiera estar de parte del “Minerva” si el “Santa Catalina” estuviera ya arrancado pues entonces hubiera estado en la obligación de ceder paso a su contrario por venir en su vuelta a tierra. ¿Pero cómo podría maniobrar Piteras, sí se encontraba casi sobre el marisco y con el bote parado? La avería del “Santa Catalina” es grave, pues, toda la cinta de la banda de estribor está rota y las buchadas de agua son grandes. Dos hombres pasan al fondo de la embarcación y desde allí hasta la meta van achicando sin cesar…” La protesta que presentó el bote “Santa Catalina” contra el “Minerva” no prosperaría, al ser devuelta la misma a la Sociedad de regatas “Ahemón”, por no presentarse las partes en la audiencia convocada por el Comité de regatas del Club Náutico, que hacía las veces de Comité de protestas. Por este motivo se clasificaron con tres regatas ganadas “Marino” y “Porteño”, con dos regatas ganadas “Minerva” y “Santa Catalina” y con todas las regatas perdidas el “Tomás Morales”. El 29 de agosto se verificó el desempate entre el “Marino” y el “Porteño”, duelo que fue ganado por este último con una ventaja de 1 minuto y 25 segundos, adjudicándose de este modo el campeonato de 1943, que sería, a la postre, el último en realizarse en esta primera época de la vela latina canaria. Por otro lado la “pega” para dilucidar el tercer y cuarto puesto entre el “Minerva” y el “Santa Catalina” no se celebró al no presentarse éste último bote, obteniendo la “escoba” el tercer puesto del campeonato. 
Intercaladas entre el campeonato, y una vez finalizado éste, se realizaron varias regatas “casadas” entre los distintos botes en activo. El día 19 de septiembre se realizaba un Concurso en el que se disputaba el trofeo donado por el Jefe de la Obra Sindical de Educación y Descanso, competición que ganaría el “Minerva”, con la participación de sólo tres botes, el ganador, el “Porteño” y el “Marino”. El último desafío del año lo ganaría la “Escoba” al “Poeta”, se celebró el día 26 de septiembre de 1943. 

El “Poeta Tomás Morales” se mantuvo en activo hasta 1943. Foto de la colección de Manuel Suárez Moreno.
La inauguración de la temporada de 1944 se produjo el 7 de mayo de 1944, con la celebración del esperado Concurso de San Pedro Mártir. Sólo se inscribieron cuatro botes, siendo el orden de salida el siguiente: “Minerva”, “Almirante Cervera”, “Porteño” y “Marino”. El concurso fue ganado por el “Minerva” y el “Porteño” no se presentaría a la salida. No se celebraron más regatas aquel año debido a la falta de gasolina para las falúas de apoyo. 


La Vela Latina en el rotativo "La Falange". Jable. Hemeroteca Digital de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

En 1945 se intenta relanzar la competición integrándola en la Organización Nacional de la Obra Sindical Educación y Descanso. El 10 de mayo de 1945 se celebra el Concurso de conmemoración de la incorporación de la isla de Gran Canaria a la Corona de Castilla, resultando vencedor el “Minerva”, seguido por el “Santa Catalina”, el “Porteño” y el “Almirante Cervera”.  No se tienen más referencias de la realización de “pegas casadas” hasta que el Gobernador Civil dona una copa que se disputará en dos Concursos, inscribiéndose los botes “Porteño”, “Minerva” y “Santa Catalina”. La primera regata se celebra el 19 de agosto, desde el Túnel hasta el Boyón de la Campana, con viento de norte flojo, realizando las embarcaciones una sola vuelta hasta Campo España, ganó el “Santa Catalina”, invirtiendo 1 hora 25  minutos y 10 segundos, siendo segundo el “Minerva”, a 28 segundos y tercero el “Porteño” a 1 minutos y 5 segundos. El Capitán Náutico fue Luis Perdomo Pacheco y hubo premios en metálico y hasta coñac donado por la casa Domecq. Buena parte de los gastos fueron soportados por aficionados, entre ellos destacó Juan Marqués Ortega. El día 26 se programó la segunda vuelta, ganando en esta ocasión el “Minerva” con un tiempo de 1 hora 41 minutos y 4 segundos, quedando el “Santa Catalina” a escasos 15 segundos mientras que el “Porteño” se retrasaría por roturas en la vela y en un cuadernal. Para el siguiente domingo quedó programado el desempate entre el “Minerva”, patroneado esta vez por Luis Perdomo, no por Gabriel Bruno, su patrón habitual y el “Santa Catalina”, “pega” que ganaría el “Santa Catalina” por escasos 25 segundos después de una agónica llegada. El rotativo “La Provincia” de fecha 3 de septiembre de 1945 reseñaba así esos momentos finales de la regata:  “…El "Catalina" empieza  a alejarse poco a poco, Luis Perdomo visto que no puede acompañar en bolina a su rival ya que cuando lo intenta se queda atrasado, decide dar camino a su bote para alejarse de la tierra y tener espacio para iniciar repiquetes para ver de mejorar posiciones, pero no hay caso, el "Catalina" no lo suelta y contesta con las mismas maniobras; al  fin llegan al muelle de Las Palmas y aquí es donde empieza la inestabilidad del viento, pues el "Catalina” sigue con el viento de tierra y el "Minerva" que estaba un poco a sotavento se lo está encontrando marero y muy escaso así que la distancia se triplica y ya vaticinamos una paliza de las que hacen época; pero las cosas empiezan a cambiar, los botes que habían virado para tierra, al poco rato se quedan calma chicha durante un buen rato y luego empieza una brisita del este que favorece al "Minerva", que estaba más afuera; el "Catalina" que estaba en tierra ve con desesperación que su rival se le acerca con viento y ellos con calma. Por fin se juntan los botes y ya con la vuelta a la meta con el "Minerva” a barlovento y con la regata al parecer ya ganada. Botan todo el lastre de arena al agua y aquí fue donde volvió a ganar la regata el "Catalina"' ya que logra adelantarse y llegar unos segundos antes después de haber pasado sus tripulantes por unos minutos finales qué nos suponemos serían trágicos…”
El día 8 de septiembre se entrega la Copa en el local social del Club Marítimo Las Canteras, con deseos de celebrar dos nuevas “pegas” como cierre oficial de la temporada, aunque lo cierto es que no se tiene constancia de la realización de dichas regatas, acabándose de este modo la que podemos considerar segunda época de la historia de la vela latina canaria (1933 – 1945).
En 1949, en el marco de los festejos de “San Pedro Mártir” se enfrentaron en una regata de carácter popular, como rezaba el anuncio del Real Club Náutico, los botes “Porteño” y “Minerva”. El día 8 de mayo de 1949 salían del Túnel de La Laja los dos botes, ganando en aquella ocasión el “Minerva”, por 1 minuto y 20 segundos, al “Porteño”, recibiendo por aquella victoria una copa donada por el Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad. La organización de esta regata fue el único caso en el cual el Real Club Náutico de Gran Canaria retomó la organización de competiciones de botes desde el año 1933. 
El "Minerva" fue el bote más activo en la posguerra. Cortesía de Moisés Morán Vega.

A principio de la década de los años 50 se publicaron en la prensa local varios desafíos en los que regatistas del “Club” retaban al bote “Minerva” a realizar regatas contra sus embarcaciones del tipo “Tumlaren”. Algunos botes se mantenían protegidos y guardados en perfectas condiciones, como el “Minerva” y otros, por el contrario, se perdían inexorablemente abandonados en distintos lugares de la ciudad. En otoño de 1957 se realizó una campaña en prensa para retomar las competiciones de botes de vela latina, ánimo que no cesó hasta que se reiniciaron definitivamente las competiciones en el año 1962.

Daniel Rodríguez Zaragoza. 08/04/2020. 

Bibliografía y agradecimientos.

A Manuel Suárez Moreno por sus fotos históricas.

A Moisés Morán Vega por sus fotos y documentos publicados en:

Jable. Hemeroteca Digital de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Foto del Xauen. https://sites.google.com/site/marinadeguerra1936/canoneros/xauen.



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