De la Marfea al Boyón de la Campana. Y 2 .- Los botes de vela latina canaria.
Empecemos con la
versión oficial.
El día 24 de julio de 1904, a las 12 horas, en el
marco de las fiestas patronales del barrio de San Cristóbal, se celebró la
regata que ha sido considerada por los historiadores como el origen de la vela
latina canaria. El recorrido partía de La Puntilla en San Cristóbal, para
llegar al Muelle de Las Palmas con vuelta a la meta situada en las
inmediaciones del Castillo de San Cristóbal. Sólo podían participar en la
competición los barquitos (barquillos) de ese Distrito y un bote (de la rifa)
denominado “San Cristóbal”. Teniendo en cuenta los vientos predominantes en
verano, los vientos alisios de componente N o NE, se pretendía realizar un
recorrido que constaba de una ceñida y una empopada. En la fiesta de 1905 ya
participaron 14 embarcaciones, prueba del creciente auge de la afición a los
deportes náuticos en la ciudad. Así pues ni competían botes de vela latina
canaria (solo un bote, el resto eran barquillos), ni el recorrido era
exclusivamente en ceñida.
La Marfea.
1906.
Parece que fue en 1906 cuando se empezaron a realizar con cierta
asiduidad regatas exclusivamente en recorridos contra el viento, en bolina o
ceñida, entre distintos puntos del litoral Este de la ciudad. Aparecen las
apuestas y la prensa local muestra interés por las competiciones. Para el 24 de
junio se programaban regatas entre el barrio de San Cristóbal y el Puerto de La
Luz, con apuestas. El 29 de junio de aquel año se verificaron regatas entre los
botes de Don Francisco Morán y Don Ignacio Betancor, ganando el primero, siendo
esta la primera referencia documentada de las regatas “casadas”, es
decir bote contra bote. El 1 de julio se programaba otra regata entre el bote
de Don Francisco Morán y el conocido como “La Fortuna del Indio” entre la playa
de San Cristóbal y el muelle del Puerto de La Luz y de allí hasta la playa del
Sebadal, regata que ganaría el primero, programándose otra competición para el
siguiente domingo. El 8 de julio se pretendía verificar una regata entre los
botes de Don Antonio Cabrera y Don José Bethencourt entre la playa de La Laja y
el muelle de Santa Catalina. El periódico “Diario de Las Palmas” de 26 de
septiembre de 1906 dedica los dos párrafos siguientes a las regatas: “En las regatas de botes verificadas ayer
entre los de D. Francisco Morán y D. Rafael Martín, desde la playa de la Marfea
al Hotel Metropole, resultó vencedor el del primero llegando al punto treinta y
cinco minutos antes que el del Sr. Martín.”
“Se cruzaron apuestas de importancia entre los dueños y partidarios de
ambos botes.”.
Se puede afirmar que esta es la primera referencia publicada en
prensa de la elección de la Marfea como el punto elegido para la salida de las
regatas. La Marfea era parte de la costa acantilada situada al sur de la playa
de La Laja. La orografía de aquella zona, milagrosamente, creaba condiciones
inmejorables no sólo para permitir la salida de las embarcaciones, ya que la
influencia de las paredes rocosas azocaba las zonas aledañas, sino además para
presenciar las mismas desde la parte superior de los acantilados. La creación
de una carretera de segundo orden desde Las Palmas hasta Telde originó que se
realizara, entre el año 1863 y 1864, un túnel, el mayor construido por aquellos
tiempos, de 100 metros de largo, 5 de ancho y 4.30 metros de alto, revestido de
mampostería en los dos frentes, al que popularmente se le conoció como el “Túnel
de Telde”. La presencia de aquella carretera fue determinante en el aumento
de popularidad de las competiciones, los aficionados podían acercarse por la
carretera de Telde y contemplar las emocionantes salidas aparcando en las inmediaciones
del Túnel de Telde en carros, tartanas y todo tipo de vehículos.
www.fedac.org. El Túnel de La Laja, también llamado de Telde. En su extremo sur está la Marfea. Año 1900.
El Club
Náutico. 1909.
El 7 de mayo de 1909 se publica en el “Diario de Las Palmas” un Reglamento
para las regatas a celebrar el día 9 del mismo mes, con motivo de la
inauguración del Club, “…Las regatas se verificarán
en triángulo, formándose éste por un bote situado frente al Guiniguada, que
será el límite sur; por otro al naciente y un tercero al norte, en sitio que
previamente se designará y que será á la vez el punto de partida. Todos los
botes que intervengan en dichas regatas quedan obligados necesariamente á
cruzar por fuera de los botes que forman el triángulo y á marchar en la misma
dirección, que será la derecha, es decir, hacia el sur. El recorrido será
aproximadamente de unas ocho millas. La hora de salida la fijará el Jurado,
pero los botes deben encontrarse cerca del edificio del Real Club a las dos de la tarde del citado día nueve. El Jurado
lo formarán el Sr. Comandante de marina de esta provincia, ó un delegado suyo,
como Presidente, y los Sres. Don Manuel Reina Pérez y D. Juan Bethencourt.”.
Como se puede apreciar se propone una regata de triángulo, en la
que se deben completar diversos tramos con diferentes ángulos al viento. Participaron
cinco embarcaciones y el “Diario de Las Palmas” de 7 de mayo de 1909 enumeraba
los participantes: “…Los botes que
tomarán parte en las regatas del domingo próximo, en esta bahía, son los
siguientes: Agustín, del Sr.
Morán, Joven Antonio de don
Benjamín Domínguez, Doctor Chil, de
D. Agustín Estévez, La Mañana, de
D. Bernardino Pérez é Inocente, del
Sr. Solís…”.
Concursos
y desafíos.
Los
desafíos entre botes se alternaban con las regatas organizadas por el Real Club
Náutico, como reflejan los periódicos de la época. Al contrario que los concursos
(denominación que se daba a la competición donde participaban varios botes,
presente en la prensa desde 1907), en los que participan varias embarcaciones regateando
normalmente en dos rumbos respecto a los vientos alisios, en empopada y en
ceñida, los recorridos para los desafíos se ejecutaban estrictamente de sur a
norte, en contra del alisio, estando situada normalmente la salida en la Playa
de Jinámar o El Agujerado, lugares más al sur y menos azocados que la Marfea y la
llegada emplazada en un punto entre el Muelle de Las Palmas y el Puerto de La
Luz.
Sin duda
fue así por la mayor dificultad que implicaba la navegación en ceñida, en
contra del viento, los recorridos variaban dependiendo de la intensidad del mismo
pero podían llegar a tener 8 millas de longitud, completarlos sin incidencias
era ya un reto digno de elogio. A partir de 1914 no se realizaron regatas. La
crisis económica en el puerto, y por ende en la ciudad, a raíz del comienzo de
la Primera Guerra Mundial y el subsiguiente descenso del tráfico portuario,
quizás estaba detrás del declive de las regatas de botes de vela latina. Los
partidarios y representantes de las embarcaciones no podían depositar el
efectivo de las fianzas para cubrir las apuestas que se proponían.
El Boyón de la Campana.
El 14 de
septiembre de 1919 el Real Club Náutico programó una regata de botes, a
celebrar a las dos de la tarde, con un recorrido a realizar desde el Club hasta
La Laja con vuelta hasta la boya de la campana. En aquella regata
participaría el “Cedrón” y el “Perojo”. El rotativo “Diario de Las Palmas” del
día siguiente de la regata refería la siguiente crónica: “…La primera salida se dio al Perojo y Cedrón que partieron simultáneamente. Por una falsa maniobra, el
primero sacó alguna ventaja a poco de zarpar, pero al llegar a “La Laja”,
límite de la regata, el último comenzó á ganar terreno que poco a poco fue
aumentando hasta resultar con una gran diferencia al llegar á la meta. El paso
del Cedrón, vencedor en esta
regata como en otras muchas, por el muelle de Santa Catalina, fue saludado con
prolongados aplausos. Este bote iba patronado por D. Antonio Curbelo y el Perojo por D. Rafael Martín. El
premio era de cien pesetas, más otras
cien de varios socios del Club que
estaban destinadas al vencedor. Pero no era el premio lo que se disputaba sino
la fama. Suma cantidades de importancia las apuestas cruzadas entre los
partidarios da una y otra embarcación. Todas las playas del recorrido y azoteas
de las casas estaban llenas de gente presenciando las regatas, y la bahía presentaba soberbio panorama, cruzada por remolcadores,
canoas automóviles, botes y numerosas embarcaciones menores…”.
En 1931 se
vislumbra el resurgir de las competiciones de los botes, el 25 de julio de
aquel año se celebra una regata concertada entre el bote recién construido por el
maestro carpintero de ribera Don Francisco Jiménez para Don Alberto Cancio en
la playa de San Rafael, el nuevo “Cedro” o “Cedrón” y el bote propiedad de los
hermanos Ceballos, el denominado “Dos Gemelos”. Salieron de la playa de
Bocabarranco, en Jinámar, siendo la meta una pequeña embarcación situada en el
Boyón de la Campana. Gano el bote blanco de los Ceballos, obteniendo un premio
de 750 pesetas, se cruzan múltiples apuestas y la regata es presenciada por
numeroso público. Aunque ya se había empleado antes en regatas organizadas por
el Real Club Náutico, como vimos, tenemos la primera referencia al lugar histórico
para la llegada de las regatas “casadas” de vela latina canaria, el famoso Boyón
de La Campana.
El primer campeonato sobre el recorrido
actual.
El 29 y 30
de abril de 1933 el Real Club Náutico organiza concursos para disputar la copa
“San Pedro Mártir”, donada por el Alcalde de Las Palmas, Don Luis Fajardo
Ferrer, siendo la salida en la Boca del Túnel (es decir en la Marfea) y la llegada
en el Boyón de La Campana (recorrido que se mantendría inalterado en la mayoría
de las competiciones del siglo XX). La salida y la llegada se cronometrarían y
el orden de salida se decidía por sorteo, como en la actualidad.
El año
1934 es histórico en la vela latina canaria puesto que se organiza el primer campeonato
regular de botes. La temporada la podemos dividir en dos partes bien
diferenciadas, una en la que se realizan concursos y “pegas” o desafíos entre
parejas de botes y los meses en la que la actividad deportiva se centra en la
realización del Campeonato. El 14 de julio de 1934, el noticiero “La Provincia”
pública la propuesta de bases para un Campeonato que dirima la incógnita de qué bote tiene la supremacía,
entre aquellas bases se incluía que, “…Todas
las regatas se efectuarán por pareja de botes y desde el sitio conocido por el
Túnel de Telde hasta la baliza colocada frente a las Alcaravaneras…”. Se
proponía por aquel entonces un campeonato con una primera fase eliminatoria y
una segunda final a modo de liguilla.
En el
periódico “La Provincia” de 15 de noviembre de 1934 se reseña la última regata
de aquel campeonato, que enfrentaba al “Minerva” y al “Faycan”, la prensa citaba: “…Ayer se celebró la tan esperada regata entre
los botes “Minerva” y “Faycán”, para el campeonato de la serie A. Bajo las
órdenes del árbitro Don Antonio Curbelo; se preparaban los botes para tomar la
salida, en “Aguadulce”, (¿por qué fue esta regata en “Aguadulce”, y, no en la
“Marfea”, como las condiciones anteriores de campeonato? ¿Es que le temían al
tiempo, o le convinieron así a ambos representantes?), correspondiéndole el
barlovento al bote de Rafael Martín...” “…Con esta regata ya son ocho las que
ha ganado el bote “escoba”, como le suelen llamar festivamente sus partidarios
y contrincantes…”. Ya se había establecido la costumbre y el
hecho de salir más cerca, en “Aguadulce”, en las inmediaciones del actual
barrio de Hoya de la Plata, creaba las lógicas suspicacias. DRZ. 9/5/16.
Por las iniciales creo que son de don Daniel Rodríguez Zaragoza. Al trabajar yo en La Provincia tuve la ocasión en la hemeroteca del periódico de leer y copiar muchos textos de esa época que no sé dónde los perdí. Muchas gracias por difundirlos. Saludos N.D.D.
ResponderEliminarSí, estás en lo cierto, el blog de Apuntes de la Historia Marítima de Canarias es personal, todos los artículos son fruto de mis investigaciones o intereses. Un placer poder divulgar, un saludo. Daniel Rodríguez.
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